Cuando me desperté llovía, mucho. Debía de ser eso lo que me había despertado. Esa noche había soñado con cosas muy extrañas.Tocamientos furtivos, sexo en la camioneta, pelo cobrizo y purpurina. Sinceramente no sé que cojones significaba eso, pero daba igual, ese era mi primer día real en el instituto. El día anterior había faltado a casi todas las clases y en la comida y me había quedado con Jessica en el parking. Se pasó el día preguntándome estupideces sobre Arizona y Jacksonville mientras me miraba con ojos lujuriosos.
Así que allí estaba yo, delante del instituto, con mi sudadera vintage, mis Vans, mi café del Starbucks y mis gafas de pasta intentando descifrar el horario que me habían entregado el día anterior, osea, ¿A quién se le ocurre llamar un edificio "achigüeña"?,¿Qué es esto, El Rey León? Tras media hora, descubrí que ponia A1 y que tenia las gafas manchadas, ¡Qué dura es la vida de un hipster!, ¡Qué dura!.
Las clases transcurrieron con normalidad hasta que llegó la hora del almuerzo. Me sentaba con Jessica y sus amigos porque sentarme con el equipo de fútbol era demasiado mainstream. Estaba comiendo mi manzana cuando aparecieron. Aquello parecía más un photocall que un comedor. Los primeros que entraron fueron una chica rubia y un maromo con el pelo castaño y sonrisa conquistadora. Los siguientes fueron una chica bajita con el pelo corto y oscuro y un chico rubio, que aunque no estaba tan bueno como el anterior, también tenia un polvazo...Y por último entró él. No era tan musculoso como los otros, tenia el pelo cobrizo alborotado, ojos penetrantes y una camiseta ajustada que marcaba a la perfección el contorno de sus abdominales. Tenía... cómo explicarlo, tenía "ESO". "ESO" que pierde Brad Pitt en el anuncio de Chanel, "ESO". Cuando recogí mis bragas del suelo, me dí cuenta de que todos tenían los ojos negros como el carbón y la piel pálida como la leche, era muy extraño
-¡Hey Bella!-me dijo Jessica para despertarme de mi ensoñación a lo 50 sombras con el misterioso chico y, no se por qué, con la chica rubia- Te has quedado embobada mirando a los Cullen, lo sé, pero has de saber que Edward es mío
-¿Quién?
-Edward, Bella, Edward, el chico de pelo cobrizo que está tan follable.
-Ah no, ese es mio, y la rubia también. ¿Por cierto, quienes son?
-Son los Cullen, los millonetis de la ciudad, vamos. La rubia se llama Rosalie y está saliendo con el grandullón, Emmett y la morena, Alice, está saliendo con Jasp-la interrumpí-
-¿Y EDWARD? ¿EDWARD SALE CON ALGUIEN? -dije mientras me recolocaba los pechos. Ya lo estaba viendo, el braguetazo del siglo- ¡JESSICA!-dije mientras la zarandeaba-¡CONTÉSTAME!
-Bella, tranqui. Si, está libre, aunque no por mucho tiempo, estoy perfeccionando mis técnicas de seducción en gimná...
-Cuéntame más de ellos.
-Son hermanos, adoptivos, pero hermanos. Los adoptaron el doctor Cullen y su mujer, y se vinieron a vivir aquí. El doctor es el cirujano plástico de la ciudad, por eso la rubia tiene esos melones-cuando lo dijo, todos ellos se giraron y miraron en nuestra dirección, casi se me caen las bragas. Edward me miraba como si intentase colarse en mis pensamientos, algo que en ese momento no era nada conveniente ya que me estaba imaginando todas y cada una de las formas posibles en las que me podía tirar a tal hombre-.
Después de comer tenía clase de Biología, era una de las pocas clases en las que podía destacar, básicamente porque en Arizona había tenido.. esto... clases de refuerzo, si, se podrían llamar así. Cuando llegué a la clase, solo quedaba un sitio libre, OH DIOS, PARECÍA QUE EL DESTINO QUERÍA QUE ME TIRASE A ESE MAROMO.
Cuando me senté a su lado se empezó a acercar disimuladamente a mi, hasta que que me sentó en su regazo.
-Hola -me dijo con voz de "te follaba entera, aquí, encima de la mesa, asín, a lo loco"-, soy Edward Cullen y por lo que veo tu eres Bella
-¿Cómo lo has sabido?-pregunté ingenuamente-
-Tienes una pegatina con tu nombre ahí-señaló a mi pecho izquierdo-
-Tu lo que querías era tocarme una teta, pillín, que eres un pillín.
-HAZME SENTIR UN HOMBRE.
-HAZME SENTIR MUJER.
-¿CUÁNDO?¿DÓNDE?.
-ENCIMA DE LA MESA, AHORA.
-BELLA, NOS ESTÁ MIRANDO EL PROFESOR.
-MIKE NOS ESTÁ GRABANDO, Y NO DICES NADA.
-PORQUE MIKE ES TONTO Y NO SABE QUE NO TIENE MEMORIA EN LA CÁMARA, SI YA LO DICE LA PALABRA MEMORIA, MEMO- -RIA, MIKE ES MEMO.
-MEMO SE PARECE A NEMO, ¿COINCIDENCIA? NO LO CREO.
-BELLA, CASÉMONOS Y TENGAMOS SEXO ZARVAHE.
-VALE EDWARD, CONVIÉRTEME EN LA SEÑORA CULLEN.
Edward estaba zarandeándome para despertarme de mi ensoñación cuando me di cuenta de que toda la clase estaba mirándonos, ¡Qué cotillas por dios!, ni que fuésemos a frungir, asín, a lo loco, delante de todo el mundo.
-Bella, te toca mirar por el microscopio-ya había empezado la clase y yo sin darme cuenta, osea, vaya profesor, como osaba no avisarme-.
-Profase-empecé a decir lo primero que se me vino a la cabeza y susurré- si cuela cuela y sino me la pela.
-Muy bien-me sonrió seductoramente- ¿Dijiste algo?
-No, no, son imaginaciones tuyas.
-Ah, ¿Ya habías hecho esta práctica?
-Si, es que iba a una clase para intelectos superiores en el instituto de Arizona.
-¡Qué me dices!
-Lo que oyes chacho, lo que oyes.
-¡Muy bien chicos! Habéis ganado la cebolla dorada.-dijo el profesor-
-¿La qué?-pregunté mientras el señor Banner se acercaba con una cebolla de color dorado del tamaño de mi cabeza-.
Tras la gran discusión de quién se quedaba con la cebolla, decidimos camuflarla entre los balones de baloncesto que había en el gimnasio mientras aprovechábamos para enrollarnos fogosamente.
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